De Machu Pichu al Este… Petare

Que decepción cuando me enteré que una incaica de pura cepa dejo toda su matronera en Cuzco para vivir en Petare, ella pensaba que el este de Caracas era de ricos, ilusionada se vino con cuatro trapos casi que en el fundillo. Mas si no te cuento que alquiló una pedazo de tierra porque según ella iba a montar una templo Quechua, empezó con un ladrillo pero al ver que no tenia donde caerse muerta le robo las pantaletas que se secaban en la ventana de la vecina agarro dos palos de la mata de mango y hizo una tienda de campaña. Allí hubo de suplicarles a los dioses soportando las lluvias torrenciales del valle, rezando por que no se lleve su pequeña morada. Los dioses no le contestaron por haber traicionado a su pueblo y haberse metido ese nido de ratas y salvajes. Para colmo la tragedia de Vargas callo sobre ella y su parapeto de rancho quedo destrozado y no le quedo otra que buscar refugio como cachifa en una casa del 23 de enero, donde todos los días probaría las pantaletas de su jefa con todo hombre que quisiera probar su ostra.

De putero en putero ella caminaba con el fin de tener tres lochas para comprar una cama. En uno de esos días donde la matrona inca no sabía si meterse a neobuhonera o a malabarista en los semáforos, ya que su aparato estaba caído, fue atropellada en la calle por un carrito de helados, entonces cuando el heladero sarnoso en cuestión se acerco para ayudar a tan semejante mujer, quedo prendidamente enamorado por su sonrisa de solo cinco dientes podridos de comer tanto chupi chupi. Naturalmente quisieron darle a su amor el fruto pobre de la perdición, donde en lugares hacinados habrán de tener 10 hijos todos unos ladrones.

He aquí la historia de un inmigrante que pensó ser rica y termino llenando las calles caraqueñas de porquería

¡Puta como una gallina!

Esta historia llego a nosotros por la amiga de la peluquera de mi cachifa. Agradecemos su colaboración, También a mi profesora de Pilates y la de clases de ¡Canto Griego!